El ChatGPT es un modelo de lenguaje, un tipo de inteligencia artificial que tiene la capacidad de interactuar con el usuario en lenguaje natural, es decir, interpretar y producir textos con nuestro lenguaje. La inteligencia artificial, que no es nueva -sus comienzos datan de mitad del siglo pasado-, son sistemas que tratan de emular el funcionamiento de las redes neuronales del cerebro, es decir, son sistemas que generan circuitos complejos de unidades de procesamiento que simulan el comportamiento de una neurona. Cada uno de estos nodos se interconectan entre sí para que determinadas entradas tengan determinadas salidas.

Ciertamente este modelo de lenguaje genera temor y muchas preguntas entre los docentes: ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo nos damos cuenta de si la elaboración de los alumnos es o no propia? ¿Qué incidencias tiene el Chat en el desarrollo del pensamiento crítico de los jóvenes? 

No obstante, más que temerle, tenemos que concebirlo como lo que es: una herramienta más. El ChatGPT no deja de ser una herramienta. Viene a cambiar paradigmas, ¡claro! Pero a nosotros como docentes nos desafía de una manera distinta y tenemos que evaluar qué posición vamos a tomar: ¿intentaré tapar el sol con la mano y seguiré enseñando igual…?, ¿aprenderé para incorporar estas nuevas tecnologías en mi modo de enseñar  y evaluar…?